Parece que los Tacvba se cansaron del encierro del estudio
de grabación y decidieron plasmar su nuevo trabajo en vivo, rodeados de su
público pero sin aplausos, algo similar a lo que Jorge Drexler nos mostró en Amar la Trama (2010), comenzando por Buenos Aires y siguiendo por Santiago de Chile, México
D.F. y Los Ángeles, siempre bajo la tutela de su eterno productor Gustavo
Santaolalla.
Pioneros de la
explosión del rock alternativo mexicano de comienzo de la década del noventa cimentaron
las raíces de la revolución sonora latina con el imprescindible Re (1994), se
pusieron experimentales en el doble Reves / Yo Soy (1999) y alcanzaron el
reconocimiento masivo como una de las grandes bandas de toda Latinoamérica con
el fantástico Cuatro Caminos (2003), su último trabajo Sino (2007) volvía a
mostrarnos sus influencias mas rockeras.
¿Qué más se le puede pedir a una banda con mas de veinte
años de trayectoria? Bueno parece que el cuarteto liderado por el cantante Ruben
Albarran y su infinidad de pseudónimos siempre tienen algo más para dar, nunca
se pusieron colorados con romper las estructuras clásicas del rock, coquetear
con ritmos electrónicos y fusionarlos con el folklore mexicano tradicional, es algo
que el grupo siempre matizó a la perfección, todo vale en el universo de los
Tacvba siempre afrontando el desafío, la manera de no repetirse es lo
importante, divertirse y no permitir que el tedio los abrume.
Su séptimo álbum El Objeto Antes Llamado Disco es sin
dudas el disco mas darky de la banda, plagado de sonidos sintetizados, colchones
de teclados y diferentes climas etéreos todo esto sumado al regreso de la
máquina de ritmos dejando de lado la batería tradicional de tracción a sangre,
retornando así a la formación clásica del grupo.
La paleta de matices
que abarca el disco es muy amplia pero, por mas que las canciones se vistan con
todo tipo de aditamentos la raíz mexicana esta siempre presente y es
fundamental en la música del grupo, es el gen que los transforma en algo único
con sello propio, canciones como “Pájaros” apertura de este nuevo trabajo,
“Zopilotes” y “Volcán” encargada de cerrarlo son el vivo reflejo de por qué Café
Tacvba es la gran banda de rock mexicano, la respuesta quizás sea porque nunca
se olvidaron de sus orígenes, son auténticos y así suenan.
Con una lírica ligada a la naturaleza y la espiritualidad la
voz del guitarrista Joselo Rangel le da vida a “Espuma” uno de los mejores
momentos del álbum, “Olita de Altamar” una suerte de alegre reggae trasandino
le da paso a “Aprovechate” una nueva balada romántica en la voz del tecladista
Emmanuel del Real que irremediablemente nos hará recordar al clásico “Eres”. Este es (posiblemente) el trabajo donde los mexicanos más se han auto
influenciado. También hay lugar para el pop bailable en “Yo Busco” y “Tan Mal”
La épica balada y primer corte “Al Otro Lado del Camino” sirvió
como antesala a estos diez nuevos tracks que nos devuelven después de cinco
años de espera a unos Café Tacvba maduros, camaleónicos e irónicos desde el
título mismo, un fiel reflejo de la industria discográfica hoy en día.
Luego de haber sufrido un grave ataque al corazón en el año
2011 que puso su vida en jaque, el líder de American Music Club debió
permanecer en reposo durante un tiempo bastante prolongado, lo que llevo a
desvanecer cualquier intento de reencuentro con sus ex compañeros de ruta, pero
abrió la posibilidad de redondear los
“demos” de lo que podría haber sido un disco junto a su banda y darle vida a
ese fascinante cantautor de alma herida que lleva dentro.
Mark Eitzel regresa a
lo que mejor sabe hacer las baladas melancólicas, taciturnas y delicadas,
dejando de lado el coqueteo electro pop de trabajos anteriores como fueron los álbumes
The Invisible Man (2001) y Candy Ass (2005). El californiano es un exquisito compositor de melodías intimistas y lúgubres
siempre buceando entre el pop de salón, el jazz trasnochado y el folk de raíz
norteamericana.
Para esta ocasión descansa en las manos del productor Sheldon Gomberg quien ya ha sabido sacar lo
mejor de artistas de la índole de Lucinda Williams, Warren Zevon y Rickie Lee
Jones y acompañado por Pete Thomas legendario baterista de Elvis Costello &
The Attractions y el propio guitarrista de los AMC - Mark “Vudi” Pankler.
Don't Be A Stranger, su nuevo trabajo llega tres años después de su ultima
producción Klamathy a más de cuatro de la reunión con su antigua banda y la
edición del majestuoso The Golden Age (2008) esa re-unificación que significo
el retorno de American Music Club rebautizada con dos nuevos integrantes.
Mark Eitzel un confeso
fan de Nick Drake lo demuestra en canciones como “I Know The Bill is Due” de
una belleza sutil y minimalista, “I Love You, But You’re Dead” es la encargada de abrir el álbum con una apasionada
interpretación vocal perfumada de una apesadumbrada lírica hiriente.
“All My Love” una preciosa balada mid tempo soulera, reinterpretada
en esta ocasión con un arreglo de piano mas jazzy que su versión original
encargada de abrir el último trabajo de American Music Club.
A esta altura el bueno de Mark ya nos demuestra que sigue
estando a la altura de sus mejores momentos
canciones como “Oh Mercy”, “Break the Champagne” o “Nowhere to Run”
pueden dar certificada prueba de esto, un folk singer con mayúsculas a la
altura de Jeff Tweedy (Wilco), Kurt Wagner (Lambchop) o Bill Calahan.
Once canciones llenas de belleza, madurez y serenidad., un
trabajo caracterizado por la elegante melancolía que ya es marca registrada en
la pluma del californiano.
Noche de
viernes. Manza apura el último trago de una cerveza artesanal y se
dispone a contestar una pregunta sobre un futuro posible del rock como género: “Creo que pedirle al rock que genere una
nueva revolución cultural me parece que es ridículo. Igualmente, pienso que aun
sigue siendo un importante factor de cambio, ya que es la puerta de entrada a
un montón de formas culturales distintas. Sigo pensando que cualquier persona
que se mete de lleno en el rock, como forma cultural, consume una cultura
mejor, sin dudas. Porque el rock sigue siendo una puerta de entrada a un montón
de discos, películas y libros buenísimos; y también a maneras buenísimas de
pensar la vida…”
Así de
claro, así de simple. Y no es casualidad que lo exprese con tanta claridad de
concepto, porque el hombre sabe largo y tendido de esto y le gusta mucho hablar
del tema. Quizás sea así porque desde hace más de 20 años Mariano Manza Esaín viene haciendo
recorridos plurales en la música. Dueño de una fina sensibilidad que ensambla
cuidadosamente palabras y sonidos haciendo que la huella de su arte sea más
precisa e intensa. La superficialidad reinante de los ’90 no impidió su paso
por proyectos relevantes de la escena nacional, ya sea encabezando Menos que
Cero, o participando de Martes Menta, la banda liderada por Ariel
Minimal y apadrinada, nada más y nada menos, que por Soda
Stereo.
En 2002 fue parte del prestigioso proyecto musical que lo reunió con Florencia
Flopa Lestani y Ariel Minimal. Producto de esta unión
surge el tan único como ponderable álbum de Flopa, Manza y Minimal (2003), elegido en forma unánime como el
Mejor del Rock Nacional de ese año. Casi en paralelo con ello forma, junto a su
hermano Luciano -baterista de otros grupos notables como Acorazado
Potemkin y Motorama- la banda Valle de Muñecas, con la que lleva editados tres
discos.
Pero su inquietud musical no se queda en proyectos propios sino que
además produjo discos de bandas independientes como Pez, normA,
Nikita Nipone, Coiffeur, Superlasciva, Mataplantas y Les Mentettes.
Con este
gran laburante del rock, la producción y la canción me encontré una nochecita
de viernes en un bar del barrio de Chacarita para charlar sobre su carrera
tan afianzada como deslizante.
Emiliano Acevedo.-
ESTE MAPA QUE TE DOY
¿Cómo fueron tus
inicios en la música?
Mi
padre es músico de jazz. Toca la batería estilo new orleans en un conjunto de 8 integrantes. En casa había discos de Jelly
Roll Morton, King Oliver, Louis Armstrong, y de cantantes de los
años 20´. Esto es lo que escuché toda mi infancia. Uno va absorbiendo todo eso.
Si bien para él era más un hobby, se
daba esto de ir a verlo a los shows, de armar su batería con mi hermano en el
living de casa y ponernos a tocar, también había un piano. Así empecé yendo a
una escuela de música que funcionaba en mi escuela primaria. Después cuando
estaba entrando al secundario agarre una guitarra y aprendí más intuitivamente.
Mi hermano (Luciano Esaín) aprendió
a tocar la guitarra casi paralelamente a mí, aunque es más chico que yo,
entonces nos gustaba cantar juntos y hacer juegos de voces como hacemos ahora
pero con temas de otros.
Además de los Beatles
¿qué otra música escuchaban?
Nosotros
teníamos unos primos más grandes que escuchaban rock y nos iban pasando música. Por ejemplo, rock progresivo,
nacional de principios de los ´70. Esa fue la primera música propia que tuve,
lo que absorbía a través de ellos. Después hubo un quiebre con eso porque
empecé a escuchar punk rock, algo que
a ellos no les copaba tanto, ya era como algo más mío. También recuerdo el hecho de escuchar
rock como algo mío, pero en el sentido de que no era de mis viejos.
¿Y hay algo de todo
eso que aún identifiques como influencia?
Y
creo que de alguna manera todo lo que uno fue absorbiendo se queda. Siempre
hablamos con mi hermano que hay algo de la manera de tocar de las orquestas de
mi viejo, que tiene que ver con la dinámica y el ensamble final a todo trapo,
que está en la música que hacemos. Siempre me atrajo, también, tanto el aspecto
catártico del punk, el noise o algunas bandas de indie rock como lo melódico y cantable de
los Beatles. Y lo acústico de mi música tiene que ver con apreciar melodías y
con un interés en las letras que lleva inevitablemente a escuchar a los
cantautores, como por ejemplo Dylan,
Nick Cave o Neil Young. A quién tuve la oportunidad de ver en 2001 y fue uno de
los mejores shows que vi en mi vida. El nivel de intensidad y comunicación
entre los músicos arriba del escenario fue impresionante y a la vez una
potencia demoledora. Y por otro lado el tipo te saca esos discos completamente
acústicos de guitarra y voz que son muy emocionantes.
Me
gusta mucho las formas contraculturales de la música de raíz estadounidense,
como el blues, el folk, la canción de
protesta. Es curioso ver cómo en Europa parte del rock que más me gusta se terminó
integrando a la cultura oficial y en EEUU, más allá que el rock en sí mismo sea un formato
que terminó siendo asimilado por el mainstream,
las formas más interesantes del rock siguen siendo contra cultura. Hay un
montón de bandas que no tienen posibilidades de ser masivos pero que para mi
son la parte más atractiva del rock que viene de allá. Y
en cuanto a mi música encuentro un montón de influencias en ella pero considero
que están lo suficientemente diluidas como para que termine sonando con
personalidad propia.
Acá también hay una
movida interesante en ese sentido.
Sí,
sí. Creo que lo mejor siempre está en los sótanos.
¿Estás
permanentemente pensando o componiendo canciones?
En
realidad son etapas. Aunque es verdad que a veces, en un ensayo o tocando en
casa y no se sabe de dónde cae un tema a la tierra y uno está ahí como antena
receptora. Por ejemplo, ahora es un momento donde estamos pensando en un nuevo
disco y entonces uno empieza a recopilar ideas, y cosas que están pérdidas por
ahí y mientras uno está tocando empieza a relaborar o descartar cosas que ya
estaban o empiezan a surgir cosas nuevas. Frutos del trabajo porque surgen en
pleno momento de mucha actividad. En
mi caso primero viene la música. Y después sobre la melodía canturreo
fonéticamente algo y cuando empiezo a escribir las palabras doy por terminada
la letra en el momento en que se amalgama con la música, en el momento en que
funciona con la melodía, en el que las silabas se convierten en musicales.
Nunca escribí otra cosa que no sean canciones.
¿Qué te inspira
escribir una canción?
A
veces situaciones, o frases que uno tiene ganas de usar y de ahí sale el resto
de la letra. Soy bastante obsesivo. Reviso varias veces la misma letra, la
desarmo, la vuelvo a hacer. Por ahí un tema tiene cuatro estrofas pero escribo diez, y
elijo las más lindas. Las palabras van haciendo la historia de a poquito. No es
siempre de la misma manera.
¿Qué define la
decisión de grabar un disco?
Digo:
“Hay que hacer un disco” y empiezo a juntar todo lo que tengo a
mano. En el último disco (La Autopista
Corre Del Océano Hasta El Amanecer, 2011)usamos una metodología distinta.
Probamos muchas cosas en el mismo estudio de grabación. En los discos
anteriores llegamos con todo muy ensayado. Esta vez el proceso de grabación ayudó
a encontrar una nueva identidad porque justo cambiamos de guitarrista. En el
momento terminamos de ensamblar los arreglos de guitarra que queríamos hacer
había surgido una identidad un poco diferente que terminó haciendo que los
temas más viejos también cambien un poco.
El hecho de moverse
en el ambiente de lo independiente, ¿les da la posibilidad de producir material
con más regularidad?
Bueno,
en realidad somos un caso atípico porque nuestro anterior disco fue hace 4
años. Pero el año pasado, en particular, fue uno de mucho trabajo, más shows
que nunca. Aprovechamos para ir mostrando distintas cosas en el medio. Hicimos varios
EPs, en su mayoría virtuales, con versiones grabadas en vivo en estudio,
versiones que habíamos grabado de otros artistas para compilados, temas que
había quedado afuera de los primeros discos. Una cantidad de material que lo
estamos mostrando de a poquito, como para seguir ofreciendo material para que
la gente escuche entre disco y disco.
Han hecho covers
atípicos también…
Sí,
para discos homenaje. El caso del tema de Almendra (“Hoy todo el hielo en la ciudad”), es un tema que quiero tocar desde
que lo escuché por primera vez. Y el de Don Cornelio (“Una señal en el agua”)
siempre fue mi tema preferido de ese disco. Uno, como melómano, muchas veces
elige temas que no son los más obvios. Lo mismo pasa a nivel de bandas. Yo soy
fan de los Beatles y de losStones, pero siempre hay un par de bandas que uno
considera propias porque, no sé, o no
las escuchaba nadie, o no son tan importantes pero uno les tiene un cariño
especial. Siempre estoy escuchando un montón de música, todo el tiempo. Me
encanta escuchar discos, cosas viejas que no había escuchado o escuchando cosas
nuevas que van apareciendo. También intercambio info sobre nuevas bandas con
cada uno de los artistas a los que produzco. En fin, producir a otro artista es
como un aprendizaje mutuo que me parece buenísimo….
SIGNOS
VITALES
Recién
nombraste a Almendra, ¿qué significó Spinetta en tu vida?
Lo respeté toda la vida. Y su talento se nota en
toda la extensión de su carrera pero a mí particularmente me emociona muchísimo
más los discos de Almendra y Pescado Rabiosoque todo lo
posterior. Obviamente que siendo un tipo con tanto talento hay un montón de
canciones posteriores que me parecen buenísimas, pero tal vez no soy un fan de
su carrera solista pero que tiene millones de canciones muy buenas. Por
ejemplo, el disco A 18' del sol, que
no es uno de mis discos preferidos, pero tiene “Canción para los días de la
vida”, que es una canción que para mí está en el Top Five de mejores canciones.
Es un artista que definió la parte del rock argentino que no tiene que ver con
el rock del resto de los países. Creó algo que antes no existía.
¿Escuchás
cosas nuevas?
Sí, todo el tiempo. Ya sea porque descubro cosas que
si bien son viejas, yo no había escuchado. O porque escucho cosas que van
saliendo. Además ser productor de bandas es como una excusa para realimentar la
discografía. Con cada banda que trabajo nos intercambiamos discos.
Y
además de Spinetta, ¿te gusta otra cosa del rock de acá?
Me gusta muchísimo Manal, algunas cosas de Los
Gatos, cosas sueltas de Color Humano, Pappo's Blues,Vox Dei. De mitad de los 70´
en adelante mucho no me llega.
¿Por
qué?
El rock acá tomó el camino del jazz rock y el rock
progresivo, mientras que en el resto del mundo surgió el punk rock. Y a mí eso no me llega demasiado. Ya en los 80’ empiezo
a encontrar algo que me gusta un poco más. Nunca fui demasiado fan de Soda, ni
de Virus pero sí, de Sumo, Los Violadores, Don Cornelio y La Zona, toda esa
movida más oscura me gustaba. Y cuando empecé a ir a recitales, iba a ver a Los
Violadores, Los Ratones Paranoicos. Siempre pienso que disfruto más de los
shows en los sótanos. Es como que disfruto más de la potencialidad de las bandas
que de un “gran show”, con todo ya resuelto. Es curioso porque yo como
integrante de mi banda quiero tocar en un lugar donde ya esté todo resuelto,
donde las luces estén buenísimas, el sonido genial, y que nosotros estemos
súper ensayados y tengamos la mejor noche de nuestras vidas. Pero cuando voy a
ver bandas me gusta ver bandas que todavía no tiene muy claro el camino, ver esa
potencia y completar los agujeros imaginariamente.
AUTOSUFICIENTE
¿Cómo
fueron los primeros tiempos de tu carrera?
A fines de la secundaria conformé mi primera banda,
que debutó en un festival del colegio (risas). Era una mezcla de punk rock, Stones y supongo que U2,
también. Era como un sonido cercano al rock
americano. En ese momento me gustaba mucho REM, Dream Syndicate, e iba un
poco por ese lado. Después entré a tocar en una banda que se llamaba Víctimas
de Hiroshima que tenía una influencia importante del rock de garage, y como término teniendo mucha onda con quien ahora
es el periodista Fernando García, resolvimos juntarnos para formar otra banda
que se llamó Revolver, que duró año y medio. Para ese entonces, además de tocar
la guitarra, ya componía algo y hacía coros. Pero Fernando es quien hacía las
letras. Él tenía como una cosa de generación
beat, que para mí fue muy formativa a cerca de qué tenía que hacer una
letra en una canción de rock, porque
cuando empieza a componer está lleno de clichés
y lugares comunes basados en canciones que escuchó. Pero Fernando me dio una
visión distinta de lo que tenían que hacer las letras en las canciones. Así
como después cuando empecé a tocar en los Martes Menta, tocar con Ariel
(Minimal) me dio una idea del lugar del estribillo en una canción. Ariel venía
de tocar en Los Minimals y todavía no tenía ese costado mucho más progresivo
que tuvo después en los discos de Pez. En aquel momento, al lado de todo lo que
yo había hecho, Ariel era tan pop que para mí era casi como Madonna. Mi entrada
al grupo coincidió con la posibilidad de grabar un disco, y empezamos a girar
por todo el país. Fue bastante rápido todo.
¿Cuándo
lo conociste a Ariel Minimal?
Desde que empiezo a tocar en Víctimas de Hiroshima
porque tanto esta banda como Los Minimals éramos parte de la misma movida, así que
tocábamos juntos con otras bandas, como por ejemplo, Mal Recetado, La
Celebración. Éramos bandas amigas. Coincidimos en la desintegración de las
bandas a las que pertenecíamos. Mientras nosotros desarmábamos Víctimas para
armar Revolver, él desarmaba Los Minimals para armar Martes Menta. Y empezó a
haber una serie de intercambios de músicos que terminaron con nosotros dos
tocando juntos.
Justo,
me acuerdo de una imagen que vi en la última parte de un documental de la
historia del rock nacional, en donde aparecían ustedes, los integrantes de la
movida sónica del llamado Nuevo Rock Nacional -de principios de los ´90-, todos
juntos, mezclados, y sentados en una escalera…
Sí, eso fue una foto que se hizo, creo que en (los
estudios) Moebius; en la que estamos todos mezclados, Martes Menta,
Babasónicos, Los Brujos. Y siempre recuerdo una anécdota graciosa de ese día.
En ese momento estaban todos los grupos trabajando con el mismo sello,
trabajando con la misma persona, salvo nosotros. Y el productor nos presentó a
alguien -que no recuerdo quién era- diciendo: “Estos son Los Brujos, Los Babasónicos, etc., etc., y éstos son los que
se equivocaron de sello”, refiriéndose a nosotros (risas) Creo que esa
movida que inició Soda Stereo, con Dynamo,
es algo que no volvió a hacer otra banda. Un grupo que estaba a pleno, y que
presenta un disco en Obras, con cinco shows, poniendo de teloneros, en cada una
de las fechas a una banda nueva distinta; es un apoyo decidido por parte de
ellos, que a todos los que estábamos ahí fue muy importante y nos sirvió un montón.
De cualquier forma, me parece que fue algo de interés mutuo, porque creo que
los Soda se estaban reinventando, de alguna manera. Como estaban tan pegados a
la estética de los 80´ el haber descubierto al indie rock, o el noise les
generó ganas de hacer algo diferente y creo que también les servía a ellos
pegarse a toda una generación de bandas nuevas, ¿no? Para nosotros significó un
espaldarazo increíble, porque logramos que nos conociera un montón de gente.
Martes Menta se terminó por la propia inercia del grupo o ¿se pensó en algún momento
que podría llegar a durar un poco más?
El grupo de separa justo a la puerta de grabar su
segundo disco. Había un conflicto de egos importante. Más allá de que yo por
ahí era el que menos se metía porque había tres líderes potenciales de la
banda. Era difícil, había mucho celo. Yo estaba medio al margen porque la banda
había hecho un giro musical que mucho no me gustaba y dije: “bueno, listo en algún momento tendré mi
propia banda y se acabó”. A mi me gustaba la parte más cancionera de Martes
Menta, y hubo un momento en que la banda mutó y se fue para otro lado, que me
parecía interesante, pero que no me representaba tanto artísticamente. Fue en
esos momentos en los que empiezo a pensar en crear Menos Que Cero.
Y
en esa época en la que ya tenías alrededor de veinte y pico, ¿vivías de la
música?
No, creo que nunca viví de la música (risas). Cuando
se separó Marte Menta empecé a trabajar como asistente en un estudio de
grabación Del Abasto, que en realidad me servía para sobrevivir (más risas). Era
asistente, tiraba cables, ponía los micrófonos. Ahí fui aprendiendo de a poco
las cuestiones del estudio, hasta que en un momento me largué solo.
¿Y
cómo fue vivir eso teniendo en cuenta que vos querías acceder a ese mundo como
músico y cantautor?
En realidad, siempre lo vi como si fuera parte de lo
mismo. Grabar, producir, tocar, componer. Es parte de hacer algo con toda la
música que escuché y con la que tengo ganas de hacer. Desde opinar en la
grabación de material de otra persona hasta pensar los arreglos de mis
canciones. Y en ese momento yo pensaba
que ya algo estaba haciendo, no es que pensaba “cuánto me falta para llegar a…” Desde Martes Menta ya estuve en el "Nacional B", no es que me sentía en "Primera D” (risas). Siempre estaba ahí, a
punto de jugar la Promoción; no era que estaba lejísimo…
Y
seguías en contacto con Minimal…
Sí, de hecho no nos dejamos de ver nunca. Incluso,
después yo grabé el cuarto (Fragilinvencible, 2000),
quinto (Convivencia Sagrada, 2001) y sexto
disco (El Sol Detrás del Sol, 2002) de Pez.
Siempre estaba ahí, en las grabaciones del grupo, de una manera u otra. Hubo un
par de años que estuvimos medio distanciado –justo cuando se terminó el trío
que hicimos con Flopa-, pero, bueno, “la familia tira”… (risas)
¿Tu
sobrenombre, de dónde viene?
Me lo puso Ariel. Salió de un chiste interno que
teníamos entre los dos. Al principio no me gustaba mucho, me parecía medio
bobo, pero con el tiempo me empezó a caer más simpático, y ahora ya no me
molesta para nada.
¿Cómo
es trabajar con Ariel?
Es difícil porque es muy avasallante, y eso genera
que a veces haya choque de ideas o discusiones sobre maneras distintas de hacer
las cosas. El no cede mucho, y, en general, las cosas tienen que ser como él
dice. Sin embargo, haciendo un racconto de la historia en común, creo que son
más los momentos copados que las diferencias.
SUERTE
Y VERDAD
¿Cómo
surge la idea de hacer el disco del trío Flopa, Manza y Minimal?
Surgió a partir de una idea mía de hacer un show con
Ariel, y porque él quería hacer algo con las canciones de Flopa. Justo, Ariel
había escuchado un par de grabaciones de ella y la invitó para un tema que
tocara con nosotros. Yo ya la conocía a ella, desde hacía tiempo, y era mi
amiga. Luego, Ariel se fue de gira, y cuando volvió, me dijo que tenía ganas de
que hagamos algo juntos para ver que salía de eso. Ese trío estuvo buenísimo,
porque además tuvimos con nosotros a Flopa cuando todavía no había sacado
ningún disco, pero ya tenía un montón de canciones increíbles escritas. Por eso
creo que –más allá que fue buenísimo para los tres por igual- Flopa es la
estrella del disco, sin dudas.
¿Y
cómo fue la composición de los temas incluidos en ese álbum?
Bueno, yo traje dos temas –“Trampa” y “Dejadez”- que
eran de la época intermedia entre la separación de Menos Que Cero y el
surgimiento de Valle de Muñecas; “Zigzag” fue pensado para ser incluido en el álbum
y era una especie de ejercicio de
escritura automática, escribiendo, al mismo tiempo, letra y música,
combinándolos con un collage sonoro; y “No Más” era un tema que yo tenía hacía
mucho tiempo y que recién encontró su lugar en este álbum del trío. Con
respecto a los temas de los chicos, me parece que Flopa ya los trajo todos
compuestos, y con respecto a Ariel… Bueno, no sé, porque él es híper prolífico
y está componiendo todo el tiempo. Creo que algunos temas los compuso
especialmente para el disco, porque también es cierto que los temas de Ariel
que fueron incluidos en el disco del trío no podrían haber formado parte de un
disco de Pez en ese momento, debido al material del grupo. Luego de un tiempo,
recién, él hizo un par de discos más cancioneros con Pez, que hasta ese momento
era un grupo muy experimental.
¿Te
sorprendió la repercusión del disco del trío?
Sí, obvio, a todos nos sorprendió porque, en
realidad, lo habíamos hecho medio de taquito para plasmar un material que ya
teníamos.
¿Se
debió a tu distanciamiento con Minimal que el trío no haya grabado otro álbum?
En parte, sí; porque, al momento de empezar a pensar
en hacer otro disco, justo se da que los dos empezamos a discutir por otras
cuestiones, y ahí se termina el proyecto del trío…
Y
cuando vuelven no graban un disco nuevo….
No, claro. Volvimos en 2010 y hacemos una serie
impresionante de shows, tocando por todos lados, pero, aunque estaba la idea de
hacer un nuevo álbum del trío, justo estaba por salir el disco de Valle de
Muñecas y yo necesitaba un tiempo para dedicarme al grupo, lo que hizo que yo
no pudiera participar del álbum que al final sacaron Minimal y Flopa, como dúo.
Yo, en ese momento, no estaba con pilas como para ponerle toda la energía
necesaria a ambos proyectos.
¿Habrá
alguna posibilidad de un Flopa, Manza y Minimal, Volumen 2?
No sé. Eso dependerá de los tres, porque no siempre
están dadas las circunstancias y ni coinciden los tiempos para juntarnos y
encarar el proyecto. Si se da, seguro va a estar buenísimo, como siempre…
¿Cómo
es trabajar con Flopa?
Creo que es una artista que tiene un universo propio
realmente increíble en sus canciones y compone unas letras extraordinarias.
Creo que tiene muchas cosas que la separan del resto de las chicas del rock de acá,
¿no? Ya que tiene un timbre grave, algo que no abunda entre las chicas que
cantan rock en Argentina, una lirica super diferente a todas, y además no tiene
esa inocencia típica del rock femenino. Porque Flopa viene del mundo del punk y
del dark, lo que hace que tenga un bagaje de cosas super interesantes en su
música. Por eso, sin dudas, es mi preferida.
REGRESA
A TRAVÉS DE LA VIDA
¿Qué
balance hacés de Menos Que Cero?
Bueno, fue mi primera banda que tuvo cierta
repercusión. Me parece que, en ese momento, era un proyecto super novedoso y
llegó a ser bastante revolucionario para la escena musical. Por eso, marcó
influencia en un montón de bandas, entre las que ya estaban y las que vendrían
después. Justo estaba a pleno toda esa movida sónica de aquellos tiempos y
aparecemos nosotros con una propuesta, casi de punk rock con melodías
beatleras, con un sonido que tenía que ver con The Jam, The Who, además de
bandas inglesas de la época como Radiohead.
¿Nunca
se te ocurrió hacer un disco solista?
Sí, esa era mi idea cuando se separó Menos Que Cero.
Yo tenía una serie de canciones y llamé a mi hermano y a un bajista para que me
ayudaran a grabarlas, pero en el momento de ponernos a trabajar en mis temas
quedó demasiado en claro que ese ya era un proyecto de banda y no de solista. Así
surge Valle de Muñecas…
¿El nombre del grupo fue inspirado por la famosa novela de Jacqueline Susann (Valley of the Dolls, 1966)? No directamente. En realidad, en parte está inspirado por la película Beyond the Valley of the Dolls, de Russ Mayer -que es como una sátira
de ese libro-; y además por el disco de Generation X (Valley of the Dolls, 1979). Después me enteré de la existencia de
este best seller, que fue el primero
que se llamó así. Así que no, no fue por ese libro en sí. Simplemente, me
gustaba la frase, y así quedó.
¿Qué
material creés que fue el que impulsó la idea de fundar este grupo?
Creo que todo el primer
material de Valle de Muñecas tuvo que ver con la composición de canciones con
un pulso más pesado –o más stone- que las de Menos Que Cero, en un estilo más
dejado y más arrastrado, rítmicamente hablando. La diferencia era que Menos Que
Cero era un grupo más adrenalínico, si se quiere, con mucho más de grito, mientras
que Valle de Muñecas comienza a desarrollar una veta musicalmente más densa que
mi grupo anterior. Obviamente que luego van surgiendo otras cosas, pero el
primer sonido de Valle de Muñecas, reflejado en (el disco) Días de Suerte (2005), tiene esa
cualidad de ser mucho más relajado que el de Menos Que Cero, así como bastante
más oscuro.
¿Qué te
parece la movida actual del rock argentino y los nuevos grupos?
Yo estoy disfrutando
bastante de este momento, me parece que en los últimos dos años han aparecido
muchos discos que están buenísimos. Entiendo que, en los ´80 y principio de los
´90, había una ansiedad particular entre la gente por ir a ver bandas, y eso ya
no pasa tanto. También, en aquellos años, había muchas bandas que sonaban muy
bien en vivo y por ahí los discos no estaban tan buenos, y por ahí hoy esa
tendencia se invirtió: hay grupos que tienen discos buenísimos, pero no tantos que
tengan un vivo interesante. De lo último me gustaron los discos de, Acorazado
Potemkin, Cosmo, Valentín y los Volcanes, entre muchos otros. Me parece que
todo el tiempo hay muchas cosas muy interesantes para escuchar, y creo que
recién ahora se le está sacando el jugo a la grabación no profesional. Eso fue
algo que costó: pasar de que se editen discos hechos sólo por gente idónea, a
esta actualidad en la que se vuelve común que un músico pueda hacer su álbum en
forma casera. Antes, cuando se hacía un álbum “no profesional”, éstos no tenían
audio ni una producción interesante; y creo que recién ahora –por fin- se está
logrando hacer cosas de calidad por fuera del estudio de grabación, supliendo
eso que no se tiene de calidad técnica con una buena forma de saber usar esas
herramientas informáticas que se tienen a disposición…
EL PRECIO DE LAS
COSAS
¿Qué sentiste cuando
apareciste entre los mejores 100 guitarristas del rock nacional en la encuesta
hecha por la revista Rolling Stone?
Fue una encuesta hecha a músicos, principalmente. O
sea, no sé quienes fueron los que me votaron pero les agradezco mucho. No sé
cuantos votos habré tenido, pero está buenísimo estar ahí, es un orgullo. Por
ejemplo, a mí me llamaron y les di una lista con mis top ten, otros les habrán
dado sus preferidos, y así fue como quedé…
¿A
quién elegiste vos?
No, qué sé yo. Voté a un montón que me gustan, entre
los que figuran algunos nombres que no son tan obvios, también. Mucha gente
piensa que los mejores guitarristas son aquellos que se destacan haciendo solos,
y, en cambio, a mí me gustan un montón de guitarristas rítmicos que para mí
fueron súper importantes, y por eso voté a esos también...
Guitarristas
rítmicos, como…
Juanse o Gamexane, por ejemplo. Ellos dos fueron
guitarristas rítmicos que en su momento fueron muy importantes, porque tenían
un tipo de sonido que a mí me gustaban mucho. Obviamente, por otro lado, en una
lista como esa no podía dejar a nombrar a guitarristas líderes como Edelmiro
Molinari, a quién siempre admiré por sus solos en Almendra, y, por supuesto, a
Ariel (Minimal), que también es un súper guitarrista…
Y
votaste a alguno que no habrá quedado en la lista definitiva, ¿no?
Sí, unos cuantos. Por ejemplo, voté a Pablo
Malaurie, el guitarrista de Mataplantas, que para mí es uno de los mejores
guitarristas de los últimos años y ni figuró en la lista; lo mismo que Chivas
(Arguello), de NormA, quién también es un guitarrista rítmico que me gusta muchísimo.
También había votado a (Guillermo) Coda, de Los Peligrosos Gorriones, que creo
que quedó en los últimos puestos, pero que para mí es uno de los mejores
guitarristas que hay en el país, porque juntó un montón de influencias
musicales de gente como Television o The Cure de una manera muy linda.
Seguramente,
no mucha gente nombraría guitarristas rítmicos, por estar tan acostumbrados a
tanto guitar hero…
Sí, pero a mí me influenciaron un montón de
guitarristas rítmicos. Qué sé yo, desde Lennon a Paul Weller, así como Steve
Jones o Joe Strummer. Y después hay guitarristas que están entre medio de la
textura del solo y de la guitarra rítmica, que hacen las dos cosas muy bien,
como Keith Richards, que también son geniales; así como Peter Buck (REM) o Tom
Verlaine (Television)…
¿Tenés
alguna guitarra preferida?
Yo toco una (Fender) Telecaster, que es la que más
me gusta. Me gusta muchísimo la Rickenbacker, también, y esas que tienen (el
micrófono) p90, como la Epiphone Casino o la Les Paul Junior…
¿Te
considerás un artista de culto?
Me lo han dicho un montón de veces. Supongo que
puedo responder a esa categoría, pero no es mi anhelo ser un artista de culto,
en realidad me gustaría que las canciones que hago las escuchen la mayor
cantidad de gente posible. En resumen: Ni me molesta que me llamen así, ni me
considero ser uno…
¿Tenés
alguna canción de otro que te guste mucho y te hubiese gustado componerla vos?
Muchísimas: “Not Expectations”, de los Rolling
Stones; “Venus de Milo”, de Television; “Bar Italia”, de Pulp; “I´ve Been
Loving You Too Long”, de Otis Redding; “I´m a Loser”, de los Beatles; “Love
Minus Zero”, de Bob Dylan…
Bastante
ecléctico…
Sí, tal cual. Todas son canciones tremendas.
¿Y
de las tuyas, de cuales te enorgulleces?
Hay algunas como “Días de suerte”, “Dejadez” o “La
soledad no es una herida”, que yo considero que son canciones realmente buenas.
¿Además
de tu labor en Valle de Muñecas, a que otros artistas estuviste produciendo en
el último tiempo?
Un disco nuevo de Pablo Krantz, otro de Pablo
Malaurie, y también terminé uno grabado en vivo con nuevas versiones de temas
viejos de Blues Motel. También estuve trabajando con una banda de Córdoba que
se llama Un Día Perfecto Para El Pez Banana. Haciendo un poquito de todo.
También estuve grabando unos temas para una banda sonora de Errata -una película dirigida por Ivan
Vescovo-, cuya música es interpretada por una banda que se llama Bauer.
¿Y
cuáles son tus proyectos actuales?
Seguir grabando el nuevo disco de Valle de Muñecas,
así como grabar un par de cosas más que tenemos ganas, y seguir tocando. 2012
fue, prácticamente, el año en que tuve más shows de toda mi vida. Estamos yendo
mucho a tocar a ciudades del interior del país, y eso es algo que nos permitió
nuestro último disco: abrirnos las puertas para poder ir a un montón de lugares
a tocar adonde aún no habíamos ido.
¿De qué hablamos cuando hablamos de este disco nuevo de
Aerosmith? ¿De que sintetiza lo mejor de su historia o de que no aporta nada
nuevo a este mito del rock que ya carga 40 años sobre su espalda? Obviamente,
ambas afirmaciones no estarían erradas. Como sabemos, la carrera de este grupo
de Boston se podría dividir fácilmente en tres etapas perfectamente delineadas:
sus época setentosa, ruidosa y llena de excesos, cuando crearon un hard rock con influencias stone y mucho de música negra, un
proceso que quedaría reflejado en discos clásicos e imprescindibles como Toys in the Attic (1975) o Rocks (1976); luego, un intermezzo decadente a partir de 1979 y
primeros ´80, donde el grupo divagaría sin rumbo fijo, con dos nuevos
guitarristas sustituyendo a los evadidos Joe Perry y Brad Whitford; y por
último, el triunfal retorno glam del
quinteto original, con el mensaje bien careta de Steven Tyler y Perry –cuando
éstos dejaron atrás su época de Toxic
Twins- y un sonido híper pulido y
comercial, que se inicia con Permanent
Vacation(1987), un exitoso álbum que marcó a fuego la estética e
intenciones artistas del grupo en los últimos 25 años. Pero, paradójicamente, quizás,
esto también haya sido el inicio de la ruina de Aerosmith, ya que el grupo fue
perdiendo, paulatinamente, credibilidad ante el público del rock -a pesar del
que nunca mermó el éxito de sus giras y sus conciertos multitudinarios-, un
proceso que se acentuó con la edición de discos poco convincentes como Nine Lives (1997) oJust Push Play(2001), y de
la híper cursi balada ("I Don´t Want to Miss a Thing", 1998) compuesta para la banda sonora de ese bodrio llamado Armaggedon, además de atravesar una
etapa intermitente de poca creatividad, amagues de separación definitiva, y
algunos escándalos mediáticos y problemas de salud de Tyler. Fueron años en los
que Aerosmith se convirtió en una caricatura decadente del buen grupo que
alguna vez fue, y más allá de las buenas intenciones de Honkin´ on Bobo, su cd de covers
de blues, editado en 2004, casi nadie esperaba nada nuevo (y bueno) de esta
banda. Y ahora, 11 años después de su último álbum de estudio con composiciones
propias, llega este Music From Another
Dimension! En sí, un disco desigual que contiene un número elevado de
baladas, pero también algunos rocks que sí valen la pena y señalarían el camino ideal
para el grupo, si deciden seguir en activo. Sin embargo, las últimas
declaraciones de Joe Perry desmentirían esta posibilidad, ya que dijo que éste,
muy posiblemente, “haya sido el último
álbum de la carrera de Aerosmith”. Un punto final un tanto desparejo, por cierto….
UN PROCESO
ACCIDENTADO
La historia de este Music
From Another Dimension! arranca en 2006, con el inicio de numerosas e
infructuosas sesiones de grabación, que incluyó cambios de productor en el
medio (Jack Douglas en lugar de Brendan O´Brien), antes de poder terminar el
álbum, que sería adelantado con el lanzamiento del primer single “Legendary
Child”, en mayo de 2012. Además este disco incluye el regreso de compositores
externos de oficio, como Diane Warren, Desmond Child y Jim Vallance, quiénes
habitualmente marcaron el pulso comercial y ganchudo del grupo, ayudando a la
dupla Tyler y Perry a crear hits, desde Permanent
Vacation en adelante.
VIEJOS, PERO AUN
BUENOS (A VECES…)
Music From Another
Dimension! arranca con “LUV XXX”, un excelente rock descrito por el propio
Tyler como “beatlesco”, que además cuenta con una melodía atractiva y la
participación estelar de Julian Lennon, el hijo de John, en coros. Luego llega
“Oh Yeah!” un increíble número con clara influencia stone, otra una canción con mucho gancho comercial e indudable
calidad. Hasta acá, sin dudas, es el mejor comienzo de un disco de Aerosmith en
años… El tercer tema, “Beautiful”, es bueno aunque parezca un outtake de Nine Lives. Luego nos chocamos con la primera balada del disco:
“Tell me”, un corte lindo y bien FM. “Go Out the Lights” intenta recrear la
onda canchera de “Same Old Song and Dance”, el rock clásico del grupo de 1974,
pero termina convirtiéndose en un revoltijo en el que Aerosmith no hace más que
plagiarse a si mismo. Por fin, llegamos a la mencionada “Legendary Child”, un
rock bochinchero que ya se convirtió en un nuevo clásico de la banda, y
candidato obvio a cualquier Greatest Hits
que sea editado en los próximos años. No está nada mal, aunque tampoco sea una
canción como para arrancarse las mechas… Lamentablemente, “What Could Have Been
Done” no es más que otra balada que parece sacada de un concurso tipo American Idol, y que, obviamente, no
aporta nada bueno a este Music From
Another Dimension!Por suerte,Aerosmith retoma el buen pulso en “Street Jesus”, un dinámico
rock, aunque un poco repetitivo. De ahí pasamos, sin pausa, a “Can´t Stop
Loving You”, otro lento en la onda “What it Takes”, que cuenta con la
participación de la estrella country Carrie
Underwood, quién hace dueto vocal con Tyler. “Lover Alot” es un rock “marca de
la casa”, ideal para que el bocón Steve se luzca con otra buena perfomance. “We All Fall Down” es otra
balada, que incluye orquesta y pañuelos descartables para secarse los mocos.
Nada que ver con “Freedom Fighter”, un rock que sorprende con sus coros ala Bon Jovi (!), además de la
participación vocal del actor Johnny Depp, y que resulta atractivo aunque
termine siendo predecible.
Lamentablemente, el grupo insiste con las baladas en
“Closer”, otra canción del montón –en una onda ya escuchada mil veces antes- de
la que no vale la pena detallar nada. “Something” -nada que ver con el clásico
inmortal de George Harrison- es un boogie
oxidado que arranca con el clásico sonido del órgano Hammond y se termina
convirtiendo en una muy buena canción psicodélica y volada, en la que se luce
la base del grupo conformada por Tom Hamilton (bajo) y Joey Kramer (batería),
además del dueto guitarrero de Perry y Whitford, cuatro tipos que a esta altura
se conocen de memoria y tocan de taquito, entendiéndose telepáticamente y con
mucho feeling. Finalmente, Music From Another Dimension!se va en fade con “Another Last Goodbye” –sí,
otra balada-, un tema predecible y (¿lo decimos?) ho-rri-ble, al que dan ganas
de aplicarle el STOP reparador.
Acá termina el cd convencional. Sin embargo, Music From Another Dimension! también
fue editado en una edición deluxe que
trae tres bonus tracks: el rock “Up
the Mountain”, cantado por Tom Hamilton, quién hace la voz principal de un tema
de Aerosmith por primera vez en la historia del grupo; “Oasis in the Night”, un
folk casi acústico; y “Sunny Side of Love”, otro lindo tema pop con buena onda.
Preferimos cerrar esta recorrida por Music
From Another Dimension!con esta canción más que con la paupérrima balada
que concluye el disco “oficial”.
En resumen, como decíamos al principio, en este Music From Another Dimension!,Aerosmith
alcanza a redondear un disco ecléctico e irregular, que no decepcionará a los
propios, pero que ya no atraerá a los ajenos. Un buen álbum, que sería aun
mejor si no hubiera incluido tantas baladas decepcionantes.
La pregunta del millón sería: ¿Por qué no quisieron hacer un álbum potente de rock, sin baladas, como lo hicieron sus colegas de Kisscon Monster? Quizás, porque no se animaron a romper un concepto anquilosado que, evidentemente, ya no da para más. Triste, pero ya no tiene remedio...