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jueves, 5 de enero de 2012

CANTO ORGÁNICO, entrevista a Ivana Berenstein


Ella es una cantante y compositora argentina, nacida en 1977, porteña y licenciada de psicología, que realizó estudios profesionales de músico intérprete en la Escuela Popular de Música SADEM, así como estudios en artes dramáticas, danza contemporánea, guitarra, armonía vocal y canto. A lo largo de su trayectoria profesional realizó muchos shows en vivo (desde su debut en 2001) con distintos grupos, pasando por géneros variados como el jazz, tango, bosanova, pop y boleros; y fue cantante de la banda de rock Purple Jrein (2004-2005) así como protagonista de varios musicales, antes de decidirse a largarse como solista y mostrar su propias composiciones, a partir de 2007. Su nombre: Ivana Berenstein. Justamente, me encontré con ella para charlar acerca de su vínculo con el arte, la música y el canto, hace muy poco en un café cercano a la Biblioteca Nacional. Allí me contó, un poco, que la llevó a cambiar el diván por el micrófono y la guitarra, y mucho sobre el método Rabine de canto somático, una técnica de enseñanza ideada para hacer de la voz y el cuerpo un único instrumento integral, una disciplina –que junto también al método ruso Feldenkrais- la marcó a fuego y sigue influenciando su devenir cotidiano como cantante y docente musical. Ya con un álbum editado en 2010 (No Te Duermas), y muchas más canciones y repertorios futuros en ciernes, este es el testimonio de una artista que de a poco se va haciendo su lugar en los escenarios de Buenos Aires liderando una nueva generación de chicas cantautoras.

Por Emiliano Acevedo.-

TOMANDO CARRERA

¿Cómo fueron tus inicios musicales, que te llevó a cantar?
Empecé hace mucho, en el secundario. Lo primero que hice fue estudiar canto con una profesora que le enseñaba a mi tía –y también, durante un tiempo, a mi hermana-, y una vez que me metí en eso no paré más… Después, enseguida me puse a estudiar guitarra. Mas tarde, empecé una carrera musical en el Sindicato de Músicos (SADEM), y durante esa época también comienzo a cantar en distintas formaciones, siempre covers, música popular, jazz, boleros; así empecé a probar y buscar mi camino en la música. Luego de recibirme de psicóloga, largué todo para dedicarme a full a cosas vinculadas al arte, así me puse a estudiar danza y teatro, para más tarde comenzar a componer canciones, después de incursionar en algunos intentos musicales que no prosperaron. Esto se dio luego de comenzar un curso de composición dictado por Edgardo Cardozo. Así, en 2007, armo mi propia banda (Qué Tul) para mostrar estos temas que había escrito. Así logro -por primera vez- iniciar una experiencia musical que se sostuvo en el tiempo, y esto se dio por las ganas que yo tenía en mostrar lo mío, porque anteriormente, mientras estuve haciendo temas de otros, o covers, ninguno de esos proyectos musicales prosperó…

¿De chica eras de escuchar música?
Sí, en realidad, de chica escuchaba lo que le gustaba a mi hermana, que tiene 8 años más que yo, porque mis viejos (ambos psicólogos) no eran demasiados amantes de la música. Por eso me enganché con toda la música de moda que escuchaba mi hermana en ese momento. De cualquier forma, también había discos en casa, y de ahí tengo el recuerdo de estar bailando –de chiquita- en el living, haciendo como que cantaba (o, directamente, cantando) temas de Los Parchis, y luego de Madonna, Miguel Mateos, Sandra (Mihanovich) y Celeste (Carballo), ABBA, Los Beatles… En realidad, escuchaba más a Paul McCartney solista que a Los Beatles, porque recuerdo sus temas que iban saliendo y figuraban entre los discos del momento en los rankings de los programas de radio. Pero siempre el pop, la música popular a full, eso fue lo primero que apareció en mi vida.

¿Y porque decidiste estudiar psicología?
No sé. En realidad, cuando terminé el secundario no sabía bien que hacer. Me gustaban un montón de cosas –entre ellas, la música-, pero, aunque tengo un tío que toca el clarinete, nunca me imaginé dedicándome a la música. Tené en cuenta que yo iba a estudiar en el (Comercial) Pellegrini y ahí en ninguna de las exposiciones de orientación vocacional había un stand dedicado a la música como carrera, ni la tenían en cuenta como una posibilidad de carrera a estudiar en forma profesional. Entonces, al no tener yo en mente una idea clara de que pudiera dedicarme a la música, comencé psicología porque también me gustaban las carreras humanísticas, y porque sentía que dentro de esa área de estudio, psicología era una carrera más práctica que, por ejemplo, hacer filosofía.

Y te recibís de psicóloga, nomás…
Sí, de hecho hice investigación y estaba en una cátedra, pero cuando ya estaba en servicio empecé a darme cuenta de que algo no me cerraba con la carrera, que estaba todo muy bien pero yo no sentía amor por lo que hacía. Es una carrera buenísima e interesante, pero no me hacía feliz. Porque, poco a poco, fue apareciendo esto que me apasiona y me vuelve loca, que es mi actividad musical. Fue un proceso paulatino. Una vez que terminé la carrera, empecé (y terminé) una investigación, para la que me dieron una beca estimulo, sobre chicos antisociales, y, justo en el mismo año que hacía eso, empiezo a hacer muchas cosas vinculadas a lo artístico, la danza, el teatro. Yo ya venia estudiando música, y más tarde comenzaría a mostrar mis temas, a hacer comedia musical… Hasta que llegó un momento determinado en que me dije que no quería hacer más nada vinculado a la psicología…

¿Hubo un punto de quiebre puntual?
Sí, en medio de mucha terapia y todo eso –que me sirvió para darme cuenta de que quería hacer-, me pasó que un día estaba yendo a una asociación de psicoanálisis, en donde estaba haciendo un curso, y me acuerdo que me dije: “No, no, me bajo…” Y me bajé ahí mismo del colectivo en el que estaba viajando, antes de llegar a la asociación, y me volví a mi casa. Me di cuenta de que por ahí no iba lo mío, como que me escuché a mí misma. Creo que cada uno tiene que dedicarse a lo que más le apasiona.

LAS CANCIONES COMO CUENTOS VAN

¿Qué te inspira al momento de componer? ¿Qué hacés primero, las letras o la música de tus temas?
En general, siempre las letras. Y éstas muchas veces tienen que ver con un estado mental, con empezar a ver todo de otra manera. Ver la realidad cotidiana, pero no como siempre. Componer, siempre partiendo de situaciones que vivía, conservaba o sentía; aunque fueran cosas muy obvias o simples. Antes, yo me iba siempre sola a un departamentito que tengo en Villa Gesell, y ahí tocaba la guitarra, estudiaba y componía; porque cuando estás mucho tiempo solo –y más de vacaciones- tenés mucho tiempo de observar, y así van apareciendo ideas. A veces se da a partir de situaciones emocionales con las que una quiere descargar lo que pasa. En general, siempre fue todo bastante espontáneo. En mi primer disco, el origen de las canciones se dio desde el impulso, la necesidad de expresarme. Ahí no hay historias, no son canciones narrativas que cuentan la historia de alguien, más bien son sensaciones, impresiones personales, y mi necesidad de transmitirlas, haciéndolas canción…

Un proceso que llega hasta hoy, ¿no?
Últimamente estoy probando un montón de otras cosas, porque también estoy haciendo un taller de composición y ahí trabajamos con consignas, con cosas que normalmente no haríamos; y así se te va ampliando enormemente el panorama a la hora de escribir. También evolucioné musicalmente, porque estudié mucho guitarra, entonces me aparecen ideas y herramientas desde ese lado. Además, estudiar canto, y en especial el método que yo estudio, me llevó a interesarme por lo corporal, por el cuerpo. Debido a todo esto, tengo muchas ganas de hacer ya mismo otro disco. Lo que me está pasando ahora, a la hora de componer una canción, es que aparezcan juntas la letra y música, y después me pongo a pulirlas para ponerle un poco más de contenido a esa letra inicial. Sin embargo, desde siempre, lo primero que hago es la letra. De hecho, en mi compu tengo miles de ideas de letras, o de principios de letras…

¿Cuándo compusiste tu primera canción?
A los 24. Me acuerdo de ese momento perfectamente. Esa no la grabé ni nada, nunca la mostré…


¿Por qué?

Porque, primero, (al principio) hacía canciones y no las mostraba; además, esos primeros temas están peor que los de ahora. Creo que hubo un proceso evolutivo en mi composición. Sin embargo, a veces es interesante volver a retomar algún tema viejo y darle alguna vuelta de tuerca…

SIN DORMIR

¿Cómo fue la experiencia de grabar tu primer disco?
Muy emocionante, algo nuevo, me desveló… De hecho, no me podía dormir y eso tiene que ver con el nombre del disco… (risas) Pero fue un proceso muy fluido debido a los chicos con los que trabajé: (los productores) Alfonso Barbieri y Leandro Rossi, y Eduardo Bazán que hacía todo lo que tenía que ver con los efectos digitales, el sonido y la mezcla. El juntarme con ellos y grabar el álbum -entre junio y julio de 2009- en el estudio de grabación (Delmonte) que tenía Leandro, hizo que ésta fuera una experiencia que resultó bastante natural y simple. A mí me gustó mucho como ellos trabajaron en el disco, como me tiraron ideas y le dieron una vuelta de tuerca bastante interesante a mis temas. Fue un proceso muy enriquecedor que me sirvió para aprender. Sin dudas, el disco fue un disparador, y a partir de esto me empezaron a surgir un montón de ganas por hacer más cosas y un proceso de búsqueda…

Hablando de esta producción, dijiste que tu primer álbum tenía un espíritu vinculado a la infancia, ¿cómo es eso?
Porque tiene mucha energía vinculada a todo eso que quiere salir y expresarse. Al ser mi primer disco tiene intensidad y mucho de juego. Por eso varias personas me dijeron que tenía algo de infantil. Es un álbum fresco, natural, vinculado al juego, a todo eso que sale espontáneamente; por eso no tiene un contenido, un espíritu, pensado con anterioridad. Contiene la búsqueda previa de todos mis años anteriores y lo que viví hasta poder realizar esta grabación. Y, me parece, que todo este proceso creativo tiene mucho que ver con como los chicos se relacionan con el mundo. Por ejemplo, ahora estoy muy copada con mis sobrinas, que nacieron en Canadá y vinieron a visitarme hace poco. Al interactuar con ellas, pasar tiempo a su lado, me doy cuenta de que siempre hay algo de eso, de lo infantil, cada vez que uno crea algo. Descubrir algo nuevo en algo que no lo es, porque aunque una canción sea nueva, el mundo no lo es; pero, a pesar de esto, igual uno ve algo nuevo, distinto… O sea, en todo proceso creativo, hay algo de esa inocencia, de esa espontaneidad, de la apertura que tienen los chicos, y eso me interesa mucho. Por ahí, lo mío tenga que ver con eso. Incluso, una profe de canto que tengo escuchó el disco y me dijo que muchas veces el primer disco de un cantautor tiene que ver con la niñez, porque al ser el primero queda anclado en una etapa primigenia de la vida, para después ir evolucionando, paulatinamente, con todos los discos posteriores que uno va sacando…

¿Tenés alguna canción preferida en este primer álbum?
En realidad, para mí, se complementan todas las canciones entre sí. Aunque pueda elegir alguna –por ejemplo, me gusta mucho el tema “Ahora” (que contó con la colaboración de Coiffeur) -, mi material tiene toda esa frescura, de la que te hablaba antes, y eso hace que tenga una energía propia que ni yo sé muy bien de donde sale. Después, hay un tema que me gusta mucho y se llama “La Mañana”, con una guitarra bien folk. Ahora mismo estoy en esa misma onda de probar cosas con la guitarra, hacer arpegios, etc. Pero todos los temas, en sí, son muy variados, en lo que respecta a estilos y ritmos. No me gusta acotarme en un estilo determinado. Me gustaría seguir siempre “jugando”, en lo que a música se refiere.

EN CLAVE POP (ULAR)

Si te pregunto sobre que música escuchás ahora, ¿a qué artistas nombrarías?
En la época en la que iba a la escuela de música, cantábamos y escuchaba mucha música popular: jazz, bosanova, algo de folklore... Desde esa época me gustan mucho los cantautores, entre ellos los brasileños: Caetano Veloso, Marisa Monte, Moreno Veloso… También me gusta mucho escuchar cantautoras como Regina Spektor, Bjork, Joni Mitchell… En realidad, mis gustos son bastantes amplios. Aunque me interesan las letras, los juegos de palabras y toda la cosa intelectual; eso no es lo primero que capto. Necesito que la música me pase por el cuerpo, que me genere algo más allá de lo mental, por eso me interesa toda esa música que me moviliza, me hace sentir cosas. Ahora estoy muy fanatizada también con Martín Buscaglia, su música me emociona, es un artista muy original –hay mucho de juego en lo que él hace- y sus letras son hermosas. Otros que no dejo de escuchar, porque me encantan, son los uruguayos Fernando Cabrera y Mateo. La música y letras de Mateo siempre súper originales, él inventó algo que no existía antes, un mundo musical propio que lleva su sello. Y en folklore, aunque ya no escuche tanto este género, me gustan mucho Juan Quintero, Lorena Astudillo –que fue profesora mía de canto-, Coqui Ortiz y, obvio, Mercedes Sosa. Yo escucho de todo, no le hago asco a nada en música, siempre y cuando sea algo bueno e interesante.

¿Y de rock nacional, qué artistas te gustan?
En el secundario me la pasaba escuchando a Charly (García), Fito (Páez), Spinetta, Los Gatos, Moris… Me acuerdo que hubo una exposición sobre rock nacional (en 1997, por los 30 años del género, en el Centro Municipal de Exposiciones) y fui con mis amigas, y estábamos felices viendo las fotos de todos los grupos de la primera etapa, mirando las imágenes de grupos como Arco Iris y demás; me atraía mucho esa época del rock argentino. En sí, lo que más escuchaba era a Charly y Spinetta, y después paré un poco de escuchar a Luis, porque de tanto escuchar su música medio que me saturó. Me acuerdo que hice de goma al primer disco de Almendra, de tanto que lo pasé, lo mismo que los de Pescado Rabioso, Invisible, o el de Los Socios del Desierto… Me encanta casi todo el material del Flaco. De Charly escuché mucho Sui Generis, Serú Giran… Es más, a Serú lo fui a ver en el ´92 cuando se reunieron para los shows en River. Y a Fito lo venía escuchando desde antes, ya de chica, y luego, justo cuando estaba en el secundario, salió El Amor Después del Amor, imaginate… Sin palabras, todos esos fueron álbumes que me marcaron.

Recién hablabas de cómo escribías tus letras. A la hora de leer, ¿qué te gusta más, narrativa, poesía?
Me gusta más la poesía, ya en el secundario escribía muchas (pero no se las mostraba a nadie…), por eso, aunque luego no me desarrollé como poeta, nunca dejé de escribir. El tema de las imágenes, las metáforas, me atrapa mucho, tanto cuando escucho música o cuando escribo mis temas. Poesía “silvestre”, se podría decir…

EL CUERPO COMO INSTRUMENTO


¿Cómo son los cursos que realizas sobre la expresividad de la voz al cantar?

En realidad, yo estudio hace unos años el método de canto Rabine (también conocido como Método de Educación Funcional de la Voz), creado por el alemán Rabine, porque –desde hace varios años- vienen muchos profesores a dar seminarios en Argentina, y yo siempre voy. Incluso, este año fui a ver al creador del método, que vino al país a dar un seminario intensivo. Estos seminarios se desarrollan a lo largo de tres jornadas: viernes, sábado y domingo; más otros día que él da clases y vos podés ir a observar, o, también, tomar una clase particular de una hora con el propio Rabine en persona, como hice yo. En sí, el suyo es un método muy interesante, basado en sus investigaciones, en donde agarró y utilizó todos los aportes e conocimientos sobre la fisiología de la voz, sobre como funcionan mancomunados el cuerpo y la voz, y todas las conexiones que hay en la respiración, en las posturas, en los músculos, al cantar. Rabine estudió mucho todo esto -desde la evolución misma de las especies-, acerca de cómo aparecieron las cuerdas vocales, hasta el aspecto neurológico y de que conexiones neurológicas se ponen en juego al cantar. Además, el tipo es un profesor genial y tiene una cuestión pedagógica súper interesante y, con su método, genera algo buenísimo en la voz de sus alumnos, que uno claramente aprecia en sus clases. Yo misma trato de dar clases de canto basadas en eso. Es un método en el que hay que estudiar mucho, y en la experiencia misma vas descubriendo un montón de cosas. Lo que tiene el método Rabine es que respeta los principios funcionales de la voz, ya que es orgánico, y no trata de controlar la voz de una única manera -y siempre hacer lo mismo para llegar a eso- sino que utiliza el propio funcionamiento del cuerpo que es mucho más rico, más flexible. En verdad, el funcionamiento del proceso del canto es muy simple y tiene que ver con que las cuerdas vocales tienen reguladores que piden aire, entonces uno (al cantar) tiene que desplegar la inspiración lo más posible, que todos los músculos, que se dedican a inspirar, lo hagan; que todo ese sistema esté activo, y así las cuerdas vocales puedan pedir aire. Es un método muy evolucionado que genera mucha más facilidad y placer al cantar. Qué sé yo, podría estar horas hablándote de esto porque me encanta…

¿Todo esto que decís sobre las cuerdas vocales, sobre el tema del aire, no se relaciona un poco con los instrumentos de viento?
Más que con los instrumentos de viento, tiene mayor relación con los de cuerda; ya que, si te fijas, en la misma interpretación en la guitarra hay una cuestión que tiene que ver con el toque de los dedos en las cuerdas, con dejar que éstas vibren. Es decir, hay toda una manera de tocar la guitarra que tiene que ver con que el movimiento venga de más lejos, de una articulación anterior, y enseguida soltar esa fuerza; un proceso relacionado con una eficiencia que hace que el sonido viaje más, que vaya más lejos. Hay que dejarlo vibrar, no hacer tanta fuerza, tal vez, porque eso traba, sino algo más sutil. Y esto es de lo que habla el Método Rabine: permitir el funcionamiento más autónomo de las cuerdas vocales, lo que hace que el interprete tenga muchas más posibilidades. Porque, cuando uno hace mucha fuerza, empeñándose en manejar algo, lo que hace es achicar todas las posibilidades expresivas, las alternativas, y te terminás quedando fijo en una única forma de cantar. Por eso el método, por el contrario, está siempre buscando la flexibilidad, la percepción del alumno. Ahí, los profesores no te imponen cosas sino que te aportan ejercicios para que uno solo se alimente y pruebe. En fin, es algo muy interesante y que les recomiendo a todos los que quieran cantar.

¿Te interesás por otras artes al componer?
Sí, me encanta el cine así como la lectura de novelas y poesía; pero, en sí, lo que me pasó hasta ahora, en la composición del primer disco, es que no me basé en nada de eso, a la hora de componer las letras de los temas, sino que éstas estuvieron más vinculadas a cosas que observaba en lo cotidiano, en la realidad, en el día a día de las personas en la calle. Sentía que –como compositora- estuviera viendo, desde el balcón, lo que le pasaba a la gente. La analogía con la pintura sería que (al hacer esto) yo armé mis propios cuadros. Creo, igual, que el ir a ver una exposición, una película o un recital, me inspiran, pero más en forma inconsciente; por ahí vuelvo de ver algún espectáculo, de presenciar un evento, y anoto algo cuando llego a mi casa, como si cada experiencia funcionara como un disparador, pero (hasta ahora) nunca probé componer una canción basada en un cuadro, una película o en la lectura de un libro. Mis canciones, a veces, son voladas y no hacen anclaje en ninguna historia en particular. Pero ahora me parece que sí, que estoy interesada en explorar más otras artes para partir de más lugares. Vamos a ver que pasa con mi composición a partir del segundo disco, seguramente empezaré a incorporar otras cosas.

¿Qué tenés pensado hacer de acá en más?
Básicamente, profundizar lo que ya estoy haciendo, seguir tocando –porque no, tocar alguna vez en el exterior-, componer mucho y con eso hacer el material para otro disco.
Secuencia Inicial.-

1 comentario :

Anónimo dijo...

que buen reportaje. me encanto ivana todo lo que dijiste.- fue ademas de porfundo, muy claro. diste varias lecciones de las buenas. me encanto !!!!--
iris