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domingo, 17 de abril de 2011

BLANCO INQUIETO - entrevista a FERNANDO BLANCO


A medidos de abril compartimos en un café de esta porteña ciudad una charla con Fernando Blanco, uno de los músicos más interesantes del pop argentino. Con una trayectoria musical de más de 20 años, fue bajista y miembro fundador de Los Súper Ratones. Luego de alejarse de esa formación, desde 2005, viene desarrollando una interesantísima carrera solista en la que ya ha editado dos álbumes: Blanco Móvil y Mares Lejanos. Además, como si fuera poco, en la transición de ambas etapas formó la banda de covers Beatles, Nube 9, un proyecto encantador, con trascendencia internacional, y que no para de crecer. Fanático irredimible de los fab four y el rock de los ‘50 y ‘60; nos cuenta acerca de sus influencias y su pasado musical. Así también, de su trabajo actual con nuevos demos para su próximo álbum solista, el que proyecta editar este año o a más tardar el próximo.
Por Lean Ruano y Emiliano Acevedo.-




¿Cómo surgió el proyecto de Nube 9?
Nube 9 nació en 2001, un poco, como una especie de divertimento, de terapia paralela a nuestro trabajo en otras bandas. Se dió porque unos amigos míos estaban armando, acá al lado, en The Cavern, la primera Semana Beatle y yo tenía muchas ganas de tocar ahí, no me quería quedar afuera. Entonces me reuní con un par de músicos con los que hacía rato quería tocar. Ese fue el caso de Lucrecia (López Sanz) de las Beladies, Pablo Ezquerra en voz y teclados, que estaba tocando con una banda amiga Funes, y Julián Carranza que estaba con Los Prisioneros. Así nos empezamos a juntar con la idea de armar un show que incluyera canciones que normalmente las bandas Beatles no tocaban. Fue un tributo armado desde lo musical. No tenía nada que ver con toda esa cosa vinculada a los disfraces, las pelucas, los trajes, etc. Todo eso a mí no me gustaba. Ya metidos en el proyecto vimos que había una especie de identidad dentro de la banda. En esa misma época se produce la muerte de George Harrison. Entonces, como la banda había sido bautizada con el nombre de uno de los discos de Harrison (Cloud Nine, 1987) decidimos armar un show especial que reuniera todas las canciones que George había compuesto durante su etapa Beatle, además de aquellas, no propias, en las que él había hecho la primera voz. De esta manera, armamos un repertorio de 28 o 29 temas con los que hicimos un show medio temático. La respuesta de la gente fue muy buena.

Eso los incentivó a redoblar la apuesta...
Sí, siguiendo con los shows temáticos, luego decidimos interpretar completo en vivo el Álbum Blanco. Ese fue un proyecto de locos. Porque, cuando empezamos a ensayar, nos dimos cuenta que había temas que recién los aprendimos a hacer bien cuando nos metimos de lleno a sacarlos. Toda mi vida había creído que sabía los temas de los Beatles pero recién estando en Nube 9 comencé a interpretarlos como realmente eran. Para mí fue casi otra escuela musical. Porque entre lo que uno creía que era (la música de los Beatles) y lo que realmente es hay una gran diferencia. Esto es algo que yo les recomiendo a todos los músicos: que escuchen y saquen los temas de los Beatles como en verdad son, no como creen que son.

Al final, fue la magia de interpretar esas canciones los que los atrapó.
Tal cual. Pensá que, de ahí en más, Nube 9 no dejó nunca de crecer y fue el público el que no nos dejó parar más. Este es un proyecto que ya va camino a cumplir 10 años. Lo que primero fue para nosotros un proyecto terapéutico, para despejarnos de los problemas que teníamos en las bandas en las que estábamos full time, se terminó convirtiendo en algo mágico. Por eso, nos empezamos a meter de lleno en esto. Incluso, todos terminamos yéndonos de esas otras bandas en las que estábamos.

Además lograron llevar la música de Nube 9 al exterior.
Tal cual. Hace cinco años que vamos a tocar a Liverpool. Tocamos también en Rusia, en España. Nos reciben súper bien en esos países. Es buenísimo que pase todo eso. Nunca va a dejar de sorprenderme la repercusión.

Los integrantes de Nube 9 también te acompañan en tu proyecto solista.
Sí. Pienso que eso es lo mejor que tiene Nube. Nosotros decimos que somos una orquesta de rock porque el nuestro es un grupo multifuncional. De pronto hacemos un show de los Beatles, otro día un show con material de otros grupos de los ‘60. También podemos acompañar a un flaco que hace temas de Elvis o a otro que hace Rolling Stones. En mis discos solistas me acompañan los chicos de Nube 9 por la sencilla razón de que manejamos un idioma musical común que hace que todo salga muy rápido y bien. Porque, con una pequeña indicación, ellos ya saben que onda le quiero dar a cada tema que hago.

Este lenguaje musical común es el que hace que incluso se animen a realizar una muy buena coda improvisada en el final de “Taxman” ¿no?
Claro. Aunque, en verdad, somos de respetar mucho lo que está escrito en la partitura de cada tema. La canción tal cual es. Sin embargo, a veces nos tomamos ciertas licencias, como en el final de “Taxman”. En ese caso, lo hacemos así porque Julián, nuestro guitarrista, es muy bueno y a veces está un poco contenido. Por eso, ese final de “Taxman”, que estiramos, es ideal para que él se luzca un poquito. De cualquier forma, yo soy muy cuidadoso porque siempre pienso a este proyecto a partir de lo que a mí me gustaría ver como fan de los Beatles. Hacer algo tipo “clon” no me llena. Lo que me gusta es vibrar musicalmente con el tema. Por otro lado, soy un tipo muy respetuoso porque tampoco me gustan las versiones. De los covers de los temas beatles hay muy pocos que me atraen. Me gustan versiones muy puntuales, como la que hizo Stevie Wonder con “We Can Work it Out”, pero no muchas más.



A vos te gustan más las interpretaciones que se asemejan a la grabación original.
Lo que pasa es que uno nunca se cansa de escuchar las grabaciones originales tal como las hicieron los Beatles. Yo hace más de 30 años que los vengo escuchando. Lo que sí me parece es que, al interpretarlos en vivo, uno les puede poner una impronta propia de rock. Es como el caso de Baremboim cuando hace la “Novena Sinfonía”, salvando las distancias. Ahí tenés el caso de un tipo que respeta lo que escribió Beethoven, pero eso no impide que le diga a su orquesta que toque con más potencia un crescendo, con mucha más polenta, para que todo vuele por el aire. Eso es lo que intentamos hacer en Nube 9. De ahí sale el porque nos auto definimos como una orquesta de rock and roll.

BLANCO DE INFLUENCIA

En un reportaje dijiste que en tu último álbum solista (Marea Lejana) abriste un poco más el juego de las influencias. Que habías pasado del beat de Blanco Móvil, tu primer disco solista, a incluir otros estilos.
Es posible. Lo dije y es verdad. Lo que ocurrió es que Blanco Móvil fue un disco espontáneo. Se grabó y mezclo en sólo diez días. Eso fue así porque yo nunca pude aceptar que, con toda la tecnología que disponemos en la actualidad, no podamos grabar un disco con la rapidez que se hacía hace 30 o 40 años. Fue un experimento musical que salió bien: grabar y mezclar un álbum en poco tiempo. Obvio que para hacer eso tenés que tener a tu lado muy buenos músicos y yo, en Nube 9, los tengo. Por su parte, en mi segundo disco solista, además de esa forma de trabajar, abrí las influencias. Aun hay un dejo beatle en las canciones pero también quise hacer temas que tuvieran un estilo un poco más heavy. Por ejemplo, hay uno que se llama “Yo Quiero Ser Bob Dylan” que es un folk rock que se parece a los que hacía Dylan en la época que electrificó su sonido.

¿Y que otros artistas que escuchas han influido en tu música?
Es muy difícil de determinar. A veces pienso que soy un tipo muy cerrado y otras que soy muy abierto. Me gustan un montón de artistas, dentro de los estilos que más me atraen. De por sí, el universo beatle es infinito. Además, me gusta mucho el rock and roll de los ‘50: Elvis, Chuck Berry y Little Richards. De la música de los ‘60 me gusta casi todo. Me vuelve loco tanto la música que había antes del surtimiento de los Beatles, así como la beatlemania generada por ellos, el rock psicodélico y todos los grupos que surgieron después. De otros estilos, como el rock progresivo, me gustan algunas cosas. De la música de los ‘70 me gusta, creo, la mitad de todo lo que se hizo. En esa década también hubo grupos increíbles como Queen, que fue la primera banda que escuché y me voló la cabeza cuando era pibe. También hubo otras bandas geniales como los Who o Led Zeppelin. De los ‘80 no me gusta nada, me parece una década muy hueca musical y artísticamente. En los ‘90 se hizo un revival que rescató los valores del pasado. Fue lo que pasó con el Brit Pop, un estilo que a mí me vino bárbaro. Creo que tranquilamente me sentaría a escuchar discos con los Gallagher o los Blur porque se nota que curtimos la misma onda.

Por eso el disco (de los Súper Ratones) Autopistas y Túneles estaba muy influenciado por el brit pop, ¿no?
Sí, porque coincidió con esa época en la que estábamos muy metidos en esa movida.

Y de los últimos diez años, ¿qué te gustó?
Creo que la década de los ‘00 fue un poco hueca pero igual hubo algunas cosas que me gustaron. Ahora mismo hay un par de bandas que me parten la cabeza. Hay un grupo que se llama Jim Jones Revue que hace un rock clásico excelente. También me gusta mucho Amy Winehouse y algunas cosas de Green Day.

¿Del rock nacional te influenció algún artista?
Lo que más me pegó, cuando era chico, fue Serú. Yo fui a ver verlos cuando estrenaron el disco Peperina en Mar del Plata y me volaron la cabeza. Charly era un demonio musical, aún no se puede creer el nivel que tenía en esa época. Yo era chiquito, tenía 10 u 11 años entonces. Ayer justo me compré Fiebre de Vivir, un disco de Moris que también me encantaba cuando era pibe. También escuchaba mucho a León Gieco y Spinetta, Almendra, Pescado Rabioso...

Se nota que tus gustos siempre están enfocados en el rock clásico.
Porque eso es el rock para mí. Cuando el género se mixtura con otras movidas como el rap, la música tropical o la bailanta, ya no me interesa. No digo que eso esté bien, mal o muy mal; simplemente no son cosas que me atraigan, me emocionen.

PROBANDO NUEVAS COSAS

Cambiando de rubro: ¿De dónde surgió la idea de realizar, junto al periodista Sergio Marchi, un libro (The Beatlend) sobre los Beatles?
Surgió de casualidad, como parece que pasa con todas las mejores cosas. A Sergio lo conozco de hace mucho tiempo y es muy fana de Nube 9. Por eso, varias veces cuando hicimos shows temáticos con temas de la trayectoria solista de los Beatles, lo invitaba a tocar la batería. En esas oportunidades charlábamos mucho. Nos juntábamos a comer y ahí hablábamos acerca de los discos solistas. Un día me cuenta que estaba haciendo un libro acerca de la separación de los Beatles y yo le digo: “Che, ¿porque no hacemos un libro que incluya lo que pasó después de la separación?” A él la idea le interesó mucho. Un día viene y me comenta que la editorial le había dado vía libre para hacer el proyecto. A partir de allí comenzamos a investigar. Yo me dediqué a hacer la parte musical, disco por disco, y Sergio se encargó de articular la historia. De repente, teníamos el libro.

¿Te sorprendió algo, durante el proceso de investigación?
Totalmente. Nos dimos cuenta de que aunque la historia de los Beatles, como grupo, estaba contada por miles de personas (periodistas, amigos, amantes, managers, hasta ellos mismos...), la historia acerca de lo que pasó con ellos después de la separación casi no existía. Eso me parece un hallazgo. Hicimos una especie de “parte dos” que mucha gente quería conocer. Por eso pienso que el libro gustó y se vendió bien.

Se preocuparon por comentar todos los discos solistas, incluso los menos conocidos o exitosos.
Tal cual. Repasamos disco por disco, año tras año, desde 1970 hasta hoy.


PANORAMA LOCAL

En este presente multifacético que estás desarrollando, ¿estás al tanto de lo que hacen tus ex compañeros en los Súper Ratones?
No, no tengo ni noticias. Me fui del grupo porque para mí era un ciclo cumplido. Son cosas de la vida, quería evolucionar y enfocarme en otros proyectos.

¿Cuál es tu opinión acerca del presente del rock nacional y la industria discográfica?
Las compañías discográficas están en extinción. El panorama no es bueno. Hay que remarla mucho para sacar un disco. Pero, por otro lado, es asombroso como aún las bandas subsisten y cada vez son más. Por eso, hay una doble mirada acerca de lo que está pasando.

Aunque no haya discográficas, nuevos artistas nunca van a dejar de aparecer.
No. Pero se complicó fue la situación de los músicos. Antes como había un embudo mucho más grande, los músicos que llegaban tenían muchas cosas solucionadas. De cualquier forma, siempre tuvimos que pelearla. Ese es mi caso, siempre tuve que remarla, nunca tuve una época de esplendor. Yo estoy seguro de que siempre va a haber mucha gente con talento. Sin embargo, en la actualidad, no hay nada que me llame mucho la atención dentro del rock nacional.

¿Y cual es tu opinión acerca de las descargas ilegales en Internet?
Bueno, lo han hecho con mis discos, pero... ¿Qué voy a hacer? Es decir, yo no pienso que con el disco se pueda ganar plata. Los músicos vivimos de los shows, las presentaciones.

Eso fue siempre así...
Obvio. Aunque hubo una época en que se vendían muchos discos, durante los ‘90, cuando los grupos, incluso, iban mucho a grabar sus producciones afuera. Fue el boom del CD. Una época que duró 5 o 6 años, pero ya se terminó.

Dentro de este panorama desolador de la industria del disco, ¿cómo haces cuando querés editar un disco nuevo?
Me edita una compañía chiquita que está asociada con EMI, y éstos me lo distribuyen. Yo soy un defensor de las compañías discográficas. Para mí eran algo muy útil. Eran equipos de trabajo puestos a disposición del artista. Especialistas que se encargaban de que las tapas de los discos salieran bien, los temas estuvieran bien grabados, etc. Yo no estoy de acuerdo con la idea de que el músico tiene que ser polifacético y hacer todo eso por sí mismo.

La auto gestión lleva a eso...
Sí. Sin embargo, creo que el tema de la auto gestión está muy idealizado. Me parece que es una burrada que los propios músicos tengan que llevar, ellos mismos, su material a Musimundo y negociar el porcentaje de ganancia por disco vendido. Aparte es necesario darle esa responsabilidad a gente que se especialice en eso. A mí me parecía bárbaro que existieran las compañías y que estuvieran los AyR (dedicados a Artistas y Repertorios), tipos que se especializaban en ver y seleccionar artistas.

Los famosos caza talentos...
Tal cual. En su momento, todos los músicos criticaban a los AyR, a los tipos que elegían quienes grababan y quienes no. Los que más los criticaban, obvio, eran todos aquellos que se quedaban afuera. Pero para mí era necesario que existiera gente especializada en eso, tipos que dijeran: “éste tiene talento, éste no.” Esos eran profesionales que, medianamente, ponían las cosas en su lugar. La música no es una actividad democrática. Esta es una idea que yo le discuto a cualquiera. La música es una actividad de excelencia, porque no es lo mismo Charly García que un pibe que toca con la guitarra toda desafinada. Ahora, en nombre de la democratización, todo está al mismo nivel. Yo no estoy de acuerdo, pero tampoco voy a salir a ponerle una bomba a My Space. Yo pienso que era mejor lo de antes, cuando existía un nivel de excelencia que nos hacía exigir más como músicos. En esa época, si vos entrabas a un estudio a grabar era imposible que te pusieras a pelotudiar o fumarte un porro...

Entonces, ¿tu opinión es que en los ‘90 comenzó a generarse una camada de artistas de rock menos profesionales? ¿La cultura rock empezó a pasar por el lado del barrio, los vicios y chau?
No. Yo no culparía de eso a la movida del rock barrial, lo principal es que el personaje no se trague al artista. El que piensa que drogándose va a componer una mejor canción se equivoca. Eso es confundir el medio con el fin. El fin no es ese. El fin es lograr que las canciones estén buenas. No importa salir en televisión. Eso es necesario, pero no lo principal. De cualquier forma, el principal problema actual pasa por otro lado. El tema es que, a partir de los ‘90, se dio vuelta la taba. Hasta ahí los tipos que llegaban a presidir las compañías discográficas venían de Artística, eran los AyR que nombré antes. A partir de esa época, empezaron a presidir las compañías tipos especializados en marketing, así como abogados y contadores. De repente, se le empezó a poner mucha más atención al marketing, al negocio, que a lo artístico. Yo prefería lo de antes.
Secuencia Inicial.-

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